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Carta abierta Re: OccupyLA—solidaridad, críticas, reinvenciones


Las personas fuertes no necesitan líderes fuertes.
Ella Baker

                                                        cual tantas cicatrices
como esto después del robo lo ‘desconocido’
viene ‘lo que una vez fue’ a formar sueños separados después de red de salvación peso se hunde finge que todo es inventado necesito decir finge que para todo nombre ellos nos lo han dado existe un gesto contrario para que nos colguemos [nosotros] caminamos dejando rastros tras la luz para ver

                                                         ‘tras la luz’
Craig Santos Perez

Les escribimos desde la Ocupación del Ayuntamiento de Los Ángeles. Primero y principal, en un mar torrencial y tempestuoso de resistencia, nos entusiasma y nos inspira que la gente en todo el país (y en todo el mundo) se esté reuniendo de manera abierta y flexible para ocupar los espacios públicos, para repensar lo posible. Es profundamente significativo que este proceso sin objetivos definidos haya dado inicio a un grupo de participantes radicalmente diversos—incluyendo a artistas como nosotr@s mism@s, que durante la semana pasada hemos participado en la ocupación desde las calles alrededor del Ayuntamiento, desde nuestras casas, en nuestros talleres y en nuestras salas de clase. Esto es de particular importancia en Los Ángeles—una ciudad diversa al máximo—donde el espacio público está sujeto a amenazas constantes de anulación y mercantilismo.

Escribimos desde la conciencia de las historias múltiples y experiencias actuales que están en juego en cualquier espacio “público”. Nos sentimos animad@s por las ocupaciones de los espacios que el Estado pretendería controlar—y mientras usamos los términos “ocupación” y “ocupar”, también somos crític@s frente a esos términos, al estar desplegados, por ejemplo, en los Territorios Ocupados o en la ocupación de Afganistán (en éste décimo aniversario de ese acto específico de terror imperialista) o al señalar la ocupación de las tierras indígenas que representan nuestras ciudades y sus infraestructuras. El reclamar palabras es complicado, turbio y problemático—y es precisamente por eso que es importante hablar entre lenguajes y subrayar los múltiples sentidos que están presentes en cualquier término o frase.

Estamos particularmente conscientes de qué tan significativo es que la gente se reúna para manifestar formas alternativas de organizarse. La gente está aprendiendo cómo cuidarse l@s un@s de l@s otr@s y cómo construir una infraestructura para mantener y hacer crecer el espacio poco manejable de la ocupación—o sea, el espacio poco manejable del mundo. Sin embargo, compartimos las inquietudes de mucha gente, en relación a que los modelos de organización estrictamente verticales y jerárquicos estén intentando imponer límites y controles en la espíritu y potencial de la ocupación. Reconocemos que tales jerarquías pueden ser invisibles y subtextuales; estamos conscientes de los retos de construir nuevos modos de relación y organización autónoma, y de qué tan profundamente arraigadas están las estructuras de poder y desigualdad—hasta la médula de la cultura. Compartimos la frustración y rencor expresados por muchas personas que no son anglo, muchas mujeres, y mucha gente que se identifica como queer o genderqueer, que el espacio de la ocupación a veces reproduce los sistemas de poder que están arraigados en nuestra sociedad, y por lo tanto en nuestro pensamiento. Esta no es una cuestión periférica. Más bien representa lo que es fundamentalmente problemático adentro de la ocupación tanto como un espacio poderoso de potencial para la transformación radical.

Nuestra capacidad para re-navegar los sistemas de exclusión y crear prácticas y estructuras de trabajo que reinventen los normas de poder, liderazgo y voluntad autónoma, es parte de la sustancia de nuestra revolución. El hecho de que un comité en contra de la brutalidad policiaca fuera sacado de la organización formal de OccupyLA indica las dinámicas de poder especialmente cargadas que están en juego en la estructura de la ocupación. Sin importar cuál fue la intención, es demasiado fácil entender esta exclusión como una reproducción de la ignorancia inherente a los sistemas sociales que no hacen caso a las inquietudes básica de la gente más afectada por un sistema vertical basado en el prejuicio, el miedo, o el pleno odio de la diferencia. Cuando pensemos en nuestra relación (o falta de tal) con la policía, no podemos evitar pensar en cómo la policía rutinariamente trata a la gente sin casa, cuya ocupación del espacio público no se lee como una resistencia, pero se podría entender como una síntoma de porqué es tan crucial resistir. El Departamento de Policía de Los Ángeles históricamente ha estado dentro de los departamentos de policía más corrompidos y militarizados en todo Estados Unidos. Para los que buscan justicia económica y social: ¡la policia no es tu amiga! (Si lo dudan, por favor hagan una búsqueda en internet de “José Bernal,” “Kelly Thomas,” “Settlement Mayday Macarthur Park,” o “Copwatch Los Angeles” para encontrar solamente unos cuantos ejemplos recientes.) ¿Cómo podemos organizarnos en simpatía, compasión y solidaridad mutua sin reproducir los sistemas enajenantes de administración?

“Ocupación” también podría extenderse más allá del habitar 24/7 el espacio público por quienes reconocen nuestra marginación de un sistema económico y gubernamental basado en la absoluta ignorancia de nuestro ser como personas. Sí, los sitios de ocupación permanente en todo el país (más de 800 a partir de hoy, y siguen sumándose) necesitan sus presencias, sus energías, sus mentes creativas–¡solidarícense y déjense contar entre el 99%! Y sí, al mismo tiempo, nuestra visión de una ocupación puede abarcar múltiples sitios de resistencia y una reinvención de las prácticas de relación e intercambio. Pueden ocupar desde sus casas o desde sus oficinas o desde los camiones públicos o desde los asientos de sus bicicletas o desde la tienda de la esquina o desde sus escuelas o desde sus jardines comunitarios. Tenemos curiosidad y estamos interesados en toda manifestación de la reinvención revolucionaria de nuestros modos y nuestro momento, sin importar dónde ocurran. Y reconocemos nuestra afinidad con otras luchas que se manifiestan en otras partes. Nos solidarizamos con los huelguistas de hambre en la cárcel de Pelican Bay (round número dos). Nos solidarizamos con los que resistan el conducto de la escuela a la cárcel y sus manifestaciones más homicidas tras el linchamiento público de Troy Davis, patrocinado por el Estado. Nos solidarizamos con las trabajadoras domésticas que batallan por el reconocimiento de sus derechos básicos y con tod@s l@s trabajadores en la lucha por un sueldo digno y un trato decente. Nos solidarizamos con l@s que están sin documentos y sin temor, y con tod@s los que apoyen a los derechos de l@s migrantes de vivir y trabajar en paz (o sea, cualquiera que no sea indígena en este pedacito de las Américas). Nos solidarizamos con las muchas comunidades que batallan por la justicia económica y ambiental en el contexto de políticas y políticos que valoran las ganancias por encima de la gente una y otra vez. Estamos aquí para solidarizarnos. Estamos aquí para solidarizarnos con la capacidad de imaginar y manifestar una manera distinta de ser y con el compromiso de construir un mundo basado en la justicia, el respeto mutuo, la dignidad de toda vida, y el regocijo desenfrenado.

Entendemos la relevancia de las narrativas en los medios. Y aún así no aceptamos atender a las demandas de cualquier agenda reformista. A los que buscan una forma de capitalismo más amable y más gentil, como si un leve aumento en los impuestos de sociedades y la reforma financiera alterara la estructura de un sistema corrompido por el poder, hay que aclarar nuestras diferencias. Podemos coincidir en que el dinero corporativo ha corrompido nuestro sistema político. Criticamos de igual manera el hecho de que los que ganan el mayor 1% de los ingresos controlan más de la tercera parte del patrimonio neto del país. Muchos de nosotros no sentimos ninguna timidez en expresar nuestro odio hacia el mismo capitalismo, y las desigualdades institucionalizadas y arraigadas que se originen con él. No creemos que una resolución legislativa nos saque de esta crisis; el sistema legislativo en sí existe en el servicio de las estructuras del poder diseñadas para privilegiar los pocos a costa de los muchos, y basadas en una profunda falta de respeto hacia las necesidades y perspectivas de la mayoría de los seres humanos en este planeta (sin mencionar el planeta mismo). No nos entusiasma una resolución aprobada por el Consejo Municipal; hay que reinventar por completo las mismas estructuras del gobierno si éstas van a ser verdaderamente relevantes a las necesidades de la gente que pretendan apoyar (sin mencionar una visión de auto-gobernación autónoma). No recurrimos a las estructuras del poder existentes para, de alguna manera, resucitar algo que se haya roto; las estructuras del poder existentes son absolutamente inadecuadas para el mundo que habitamos (¡sin mencionar que no son absolutamente divertidas para experimentar!). No estamos protestando con la esperanza de que un estilo de vida imaginario se pueda restaurar en el futuro; estamos imaginando y manifestando una nueva manera de vivir aquí y ahora.

De igual manera estamos conscientes del tremendo carácter y complejidad de lo que representa reconocer todo esto. Y por eso estamos aquí todavía… En este espacio de posibilidad, con humildad y rabia y amor, esperamos empezar a construir un mundo donde efectivamente quisiéramos vivir. Hace falta más gente acá—en el espacio efervescente de la ocupación. Hace falta multiplicar las formas de participación en la ocupación para que junt@s podamos examinar las maneras que la misma ocupación pueda trabajar para socavar nuestro propio potencial para reproducir sistemas opresivos de administración y control. Ya está empezando a ocurrir—esta carta es solamente un ejemplo de varias críticas e instigaciones cariñosas y generativas. Hay que ser implacable e irreverentemente auto-crític@s. Ya corremos el riesgo de que la ocupación sea apropiada por fuerzas políticas y económicas que buscaran restaurar en vez de transformar la economía y nuestras maneras de convivir.

La vida.
La vida en su totalidad,
la vida con sus imperfecciones,
hospeda las estrellas vecinas
en ellas no hay tiempo …
y las nubes migrantes
en ellas no hay lugar.
Y la vida aquí
se pregunta:
¡Cómo la regresamos a la vida!
Mahmoud Darwish, traducción de Fady Joudah

Esperamos que otra gente escriba cartas abiertas. El objetivo de esta carta es participar en un diálogo crítico con una multiplicidad de voces—o sea, aproximarnos a y expandir el bullicio que ya existe. Esta carta es agradecidamente informada por muchos documentos textuales y visuales, incluyendo disoccupy, Racialicious, la Revista POOR y el Occupy Wall Street Journal. Tenemos ganas de escuchar, curiosidad de aprender, y entusiasmo para seguir encontrando maneras creativas de articular nuestro proceso de pensar.
No nos estamos uniendo a ningún movimiento; somos un movimiento y todo lo que hacemos—ya sea en el Ayuntamiento de Los Ángeles, en Freedom Plaza, en el supermercado o llevando a nuestr@s hij@s al parque—constituye un esfuerzo colectivo para reclamar el espacio popular común a través de repensar y reinventar radicalmente las relaciones entre l@s human@s y el mundo.

Con amor y solidaridad,
colectivo paracaidistas

P.D. Si quisieras responder o escribir una carta bajo el nombre del colectivo paracaidistas o si te gustaría recibir una versión en PDF de esta carta para cualquier propósito, por favor escríbenos al paracaidistascollective@gmail.com.